sábado, 23 de junio de 2012

inShare. El compromiso y la motivación, a marzo: empleados argentinos tienen el engagement más bajo de toda la región

EL PROFESIONAL.COM 18/06/2012  Cecilia Novoa
Lo que hoy más impacta en el grado de involucramiento de un asalariado con su empresa es el pago que recibe por las tareas que realiza. Pero, curiosamente, la mayor disconformidad no es por el "número" sino por la poca claridad del mensaje que dan las compañías. Los jefes, en el banquillo.
En la Argentina inflacionaria actual, en la que los ajustes salariales que reciben los empleados en muchos casos no alcanzan para cubrir la suba del costo de vida, los niveles de compromiso y motivación puertas dentro de las compañías son los más bajos de la región.

Según un reciente relevamiento realizado por la firma AonHewitt entre personal dentro y fuera de convenio de 40 empresas, lo que hoy más impacta en el engagement - es decir, en el grado de involucramiento de un empleado con su organización- es el pago que se recibe por parte del empleador.

A este factor le siguen las oportunidades de carrera que le brinda la organización y, en tercer lugar, el reconocimiento.

Para calcular el nivel de engagement de los empleados -hoy en 54%- la consultora multinacional mide las tres conductas que lo conforman: el hablar, el permanecer y el contribuir. Dentro de esta última figura cuánto la empresa incentiva al personal a dar la "famosa" milla extra, esa que marca la diferencia.

Y si bien a simple vista una explicación de este resultado puede ser la gran diferencia en cuanto a las subas que obtiene el personal sindicalizado y lo que reciben los que están fuera de convenio, que lleva a la existencia de una masa crítica de jefes y profesionales que están desmotivados por el desfasaje, la cuestión va más allá.

Eugenia Lescá, consultora del área de Talentos y Compensaciones de AonHewitt, explica que "para los empleados el salario no es solo una cuestión de números, si les pagan en línea con el mercado o no, sino que ellos no ven una correlación entre lo que hacen, es decir, su desempeño, y lo que a fin de mes reciben."

"La compensación -completa Lescá- es más una cuestión acerca de lo que transmite la organización que del número en sí."

Es que, si bien en la mayoría de las compañías el mensaje desde Recursos Humanos es que la política de pago es en base al mérito o desempeño, cuando los empleados conversan entre sí se dan cuenta que todos recibieron el mismo porcentaje de ajuste, por lo cual concluyen que la variable real que determina las subas es el incremento del costo de vida.

"Es frecuente escuchar del personal que no hay una diferencia entre los que hacen las cosas bien y el que no hace nada. Y esto sucede porque, en un contexto de alta inflación, no queda margen presupuestario para diferenciar por mérito", dice la consultora experta en compensaciones.

Según explican desde AonHewitt, "hoy los colaboradores sienten que no tienen quien los defienda en ese sentido y hay una falta de empowerment de los jefes, es decir, no se hacen cargo de explicar a cada uno de los integrantes de sus equipos en concepto de qué reciben el ajuste y en qué medida es por inflación o mérito."

Tal como muestra la infografía a continuación, a nivel local, el nivel de engagement de los trabajadores es del 54%, mientras que en Chile es del 67%, en Brasil del 70%, en Perú del 72% y en México del 75 por ciento.

Cuestión de idiosincrancia

Pero, ¿a qué se debe un resultado tan bajo, más allá del aspecto salarial? Lescá lo atribuye, principalmente, a una cuestión cultural.

Así, mientras en países como México o Chile los empleados son más proclives al acatamiento a sus jefes y no es tan común el cuestionamiento a la autoridad, en la Argentina, en cambio, la gente está más acostumbrada a expresar lo que piensa.

Además, añade Lescá, "acá todo es cuestionable". El caso típico -ejemplifica- es la iniciativa de instalar un comedor dentro de la empresa.

"En cualquier parte del mundo esta política es vista como un muy buen beneficio, algo positivo por todos los empleados. Pero acá, cuando lo instalan, aparecen quejas porque la comida no es sana, o plantean que se use ese dinero para mejorar los salarios. Al fin de cuentas, la compañía se termina ganando un problema", advierte.

Así, con empleados más críticos y desconformes, es lógico que las empresas del país se hayan obtenido los resultados más bajos.

La lupa sobre las distintas áreas

Al observar cada una de las áreas que componen una compañía, surge que -a diferencia de lo que usualmente se cree- IT se posiciona entre las de mayor engagement. (Ver infografía)

Al respecto, Lescá señala: "Si bien es lógico que los integrantes de Recursos Humanos tengan el nivel más alto de engagement ya que de esta gerencia salen los mensajes, políticas y acciones, el estudio también desmitifica. Por ejemplo, el área de IT no es la más baja, cuando está instalado que estos perfiles tienen una alta rotación y bajo compromiso."

En cuanto a las áreas de Atención al Cliente y Ventas, la especialista de AonHewitt considera que los resultados deberían dar "mucho más altos".

"Son los sectores en los que más se trabaja este tema", dice Lescá, aunque admite que su importancia depende del rubro de la compañía y de cual es el core del negocio.

Así, por ejemplo, las empresas de servicios son las que tienen que tener a los empleados más comprometidos y motivados porque son quienes las representan frente a los clientes.

A mayor edad, mayor compromiso

Tal como se visualiza en la siguiente infografía, al realizar un análisis por edad se deduce que quienes ostentan entre 25 y 44 años son los que muestran un menor nivel de engagement (53 por ciento).

En ese sentido, la experta de AonHewitt explica que "el rango de edad entre 25 y 44, en general, coincide con la gente que tiene entre tres y cinco años de antigüedad, que lleva un par de años siendo analista, pero que quizá no tuvo oportunidades de crecimiento ni ve posibilidades de desarrollo a futuro, por lo que su engagement baja."

Así, como el resultado está directamente relacionado con las perspectivas que tenga el empleado, es coherente que los mayores de 55 años, con menores expectativas dado están transitando la última etapa de la vida laboral, se ubiquen entre los más comprometidos con sus compañías.

De acuerdo al relevamiento, los colaboradores que llevan entre tres y seis años son los que menos engagement hoy poseen. Es que, según Lescá, cuando recién ingresan tienen todas las expectativas y la motivación que el proyecto les despierta. Pero, si no ven un crecimiento en su carrera, va disminuyendo con el correr de los años.

En tanto, aquellos que cuentan con más de 10 años de antigüedad en la organización muestran un mayor engagement. ¿la razón? Sus expectativas pueden ser menores. O bien, luego de trabajar tantos años para una misma compañía, ya están involucrados. (Ver infografía).

Qué deben hacer las empresas

Según advierte la consultora, "el objetivo de las empresas no debe ser que el permanecer le des un alto porcentaje, sino que les de acorde al contribuir y al esforzarse."

Para las compañías, el peor escenario es contar con empleados que tengan un alto grado de permanencia, pero una baja contribución: es la gente que no se piensa ir pero que está desmotivada.

En definitiva, lo que deberían hacer las organizaciones es enfocarse en planes de acción y realizar un seguimiento de los mismos a largo plazo.

"Las empresas hacen la encuesta e incluso comunican los resultados, pero después no logran llegar a implementar los planes. Se plantea, se arma pero se pierde en la implementación", dice Lescá.

Cada plan, en tanto, dependerá del factor que necesite trabajar la compañía, ya sean programas de incentivos en las áreas de ventas para trabajar el reconocimiento, o en la capacitación de los jefes para que comuniquen con claridad la política de compensaciones que se utiliza.

viernes, 8 de junio de 2012

MULTITASKING: LA MANIA DE ESTAR EN TODO


Lanacion.com Domingo 03 de junio de 2012

MULTITASKING: LA MANIA DE ESTAR EN TODO


Hacer varias tareas a la vez disminuye el rendimiento y promueve cuadros de estrés, ansiedad, angustia y frustración. ¿Cómo llegamos a este estilo de vida urgente y de demanda de resultados inmediatos?

Por Eduardo Chaktoura


Foto: Pablo Picyk
Solemos cocinar, hablar por teléfono y mirar televisión, todo al mismo tiempo. Podemos hacer una llamada, responder un mensaje de texto y chequear e-mails en sólo un instante, así como leer y escuchar música con la televisión encendida sin volumen, pero atentos a lo que pueda pasar, manejar el auto mientras hablamos por teléfono (con suerte y responsabilidad, manos libres mediante) o con el celular a tiro por cualquier luz roja que indique un mensaje. La lista es infinita y cada quién sabrá cuáles son sus particulares costumbres cotidianas en casa, en la calle, en la escuela o en el trabajo.

"Habitualmente creemos que podemos hacer muchas cosas diferentes simultáneamente, pero en realidad lo que ocurre en nuestro cerebro es que vamos rotando la atención rápidamente de un objetivo al otro. Y en este proceder automático es cuando solemos cometer errores o promover ciertas disfunciones o trastornos", prioriza el doctor Gustavo Vázquez, médico psiquiatra, coordinador del área de Neurociencias de la Universidad de Palermo.

"Quien lleva una vida sobrecargada -precisa el psicólogo Martín Reynoso, investigador en el Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco)-, seguramente promueva un aumento en la segregación de cortisol, el que se presume puede dañar zonas del hipocampo, sector asociado al aprendizaje y la memoria."


Una investigación de la Universidad de Stanford, publicada en 2011, prueba la teoría de que las personas multitarea disminuyen sus capacidades de rendimiento. Si bien reconoce que están mejor entrenadas para cambiar de foco rápidamente, el estudio alerta: "Cuando este tipo de personas tiene toda la información delante de sus ojos, no puede separar las cosas en su cerebro y se equivoca".


Por citar cuestiones básicas, esta es una de las formas de entender por qué podemos salar el café o el bizcochuelo, enviar un mensaje antes de tiempo y arrepentirnos de lo escrito o equivocarnos de destinatario, confundir la maniobra o el recorrido o, lo que es mucho peor, accidentarnos de la manera menos pensada. Los avances tecnológicos han incrementado en forma notable la exposición a estímulos que requieren de respuestas rápidas. ¿Cuántas páginas solemos tener abiertas al mismo tiempo?


"Con la superposición de tantos estímulos en permanente exposición, la activación fisiológica del organismo puede llevar al desborde y agotamiento, dando lugar a los fenómenos característicos del estrés -explica el psiquiatra Juan Manuel Bulacio, experto en estrés y ansiedad-. "Cuando los estímulos superan la capacidad de respuesta del organismo y el esfuerzo de éste no alcanza o es sostenido por un tiempo excesivo, el estrés es la consecuencia natural y de él derivan la aparición de distintos cuadros físicos (desde cefaleas, contracturas musculares hasta alteraciones gastrointestinales, cardiovasculares, autoinmunes.), psíquicos (desde el insomnio, irritabilidad, agotamiento, hasta la aparición de cuadros ansiosos o depresivos) y sociales (dificultades vinculares, pobre rendimiento laboral o académico)".


El multitasking suele ser contagioso y se aprende por modelado. De la misma manera que las PC, los teléfonos y otros dispositivos modernos que facilitan la practicidad y nos ayudan a ahorrar tiempo, somos una especie de multiprocesadoras que, en su frenesí, casi sin darnos cuenta, nos constituimos en referentes válidos de acción y proceder para nuestros hijos. Sumado a que somos nosotros quienes inculcamos en ellos este proyecto de bate/amasa/pica/corta en rebanadas.


Cuando apenas tienen energía para jugar o asumir responsabilidades o compromisos básicos, solemos exigirles y sobrecargarlos de actividades extras. Para ellos tampoco hoy nada alcanza, el tiempo no para y deben estar ocupados y ser exitosos en lo nuestro. ¿Por qué se habrán incrementado los índices de niños con depresión o, con suerte, trastornos de alimentación, aprendizaje y conducta?

El estímulo múltiple y la vida exacerbada nos han quitado la capacidad de reflexión. Estamos a tiempo.


Conocer el limite


Todo el tiempo estamos recibiendo información. El ambiente nos provee de estímulos continuamente. Somos nosotros quienes seleccionamos lo que nos resulta de utilidad o interés. Somos nosotros quienes, conscientes o no, temerosos o sumisos, aceptamos el juego de promover o responder al exceso de oferta y demanda.


En este sentido, como ya anticipamos, nuestra mente y organismo están expuestos a un costo muy alto, donde será mejor que consideremos ser previsores.

"En la distinción de estímulos -explica el Dr. Bulacio-, intervienen los significados que el individuo le otorga a cada experiencia de percepción. Esta significación depende del instinto, de los aprendizajes socioculturales, de la experiencia personal, etcétera, todos factores que constituyen nuestras creencias. Son precisamente éstas las que seleccionan, valoran, jerarquizan y descartan". Más allá del contenido y significado de nuestras elecciones, de no aprender a filtrar estímulos en nuestro cerebro se desataría un caos.


Simplificar la mente


El gran objetivo es recuperar la atención y la capacidad de reflexión. Como un colador o tamiz, se trata de simplificar o quitarle ruido a la mente, de aprender a distinguir lo urgente de lo necesario y de lo indispensable. Siempre hay algo que puede esperar. Por otro lado, habrá que revisar el significado que le adjudicamos a las tareas, exigencias o necesidades cotidianas.

No todo es igual ni merece la misma atención al mismo tiempo.


"Aprender a priorizar estímulos es tomar el timón del propio barco y evitar quedar a la deriva sólo respondiendo o intentando hacer todo lo que demanda el exterior -subraya el doctor Bulacio, presidente de la Fundación Ciencias Cognitivas Aplicadas (Icaap)-. Ejercicios de respiración y relajación ayudan a tomar conciencia de este proceso. Los buenos hábitos de alimentación, descanso y actividad física son importantes también en este sentido."

El psicólogo Martín Reynoso forma parte del equipo de Visión Clara, liderado por Clara Badiño, quienes promueven en la Argentina la enseñanza y práctica del Mindfulness o Atención plena. Basado en el modelo MBSR del doctor Jon Kabat-Zinn (Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts), "el mindfulness es un entrenamiento que permite una modificación de la percepción y el manejo de los estresores a partir de una mayor conciencia/presencia en el aquí y ahora, en una profundidad atencional en cada fenómeno que se nos presenta, pero también en una cualidad de empatía y aceptación hacia ellos", detalla Reynoso.

Respiración, escaneo corporal y meditación parecen ser la clave. Científicamente comprobada, esta práctica parece estar asociada a un encendido neuronal de las zonas prefrontales del lado izquierdo (asimetría prefrontal), las que regulan los estados emocionales positivos, la aproximación y empatía, desarrolla conexiones en el hipocampo (aprendizaje y memoria), en el cingulado anterior (atención), en la ínsula (interocepción), disminuye la reactividad de la amígdala (encargada de la activación defensiva del organismo) y eleva las defensas del sistema inmunológico.

Así como poco tiempo atrás lo propuso David Levy, profesor de la Information School de la Universidad de Washington, en la conferencia No time to think (Sin tiempo para pensar), celebrada en la sede de Google: "Necesitamos una ecología de la información para luchar contra las formas agresivas de polución mental que afectan a nuestras vidas. Necesitamos el equivalente a los bosques protegidos para cuidar nuestro ecosistema mental".
DYA Diagnóstico y Acción
Consultores en RRHH

PLAN DE CARRERA LABORAL Y PERSONAL

2012-05-30

¿Cómo se imagina Usted dentro de 5 años? - Piénselo durante unos minutos y luego continúe leyendo.

Quien realiza esta pregunta quiere conocer su realidad y su nivel de ambición, no hay respuestas correctas o incorrectas. Lo importante, es tener un objetivo identificable y conocer el plan de acción propio para lograr vivenciar esa situación ideal.

Ahora bien, si su respuesta está circunscripta al ámbito laboral, estimado lector, debo comentarle que prioriza más su vida laboral que su vida personal. Sus anhelos profesionales están dominando su plan de vida y quizás le interese tener una respuesta para su “vida personal”.

¿Vivimos para trabajar o trabajamos para vivir?

Considerar el trabajo como un medio de vida y no como la vida misma, hará de nosotros mejores profesionales y aun mejores personas. Por ello es necesario contar con un “Plan de desarrollo Personal” en pos del bienestar personal, familiar, social y laboral.

Lic. Diego Freire.